Esta es la historia de unos intrépidos aventureros, que
viajaban sin descanso con el fin de visitar todos los lugares más remotos y
poco accesibles del mundo, su espíritu de descubrir nuevos lugares y conocer
nueva gente les unía de una manera única y especial. Este es el caso de Anne,
Holandesa, alta, atrevida y enérgica hasta cuando duerme, Guillem, de Vic, un
corazón pegado a un cuerpo, amante del surf y no mucho de los trekings, Jon de
Alsasu Navarra, Alegre, fuerte, energía pura y amante de la buena vida y la
aventura y Jose un loco aventurero al que todo lo radical le apasiona.

Todos ellos decidieron realizar una expedición a una isla
que existe en el extremo oeste de Sumatra llamada Mentawai Siberut, una isla
conocida por su surf y las tribus que allí habitan los MENTAWAI, se escuchaban
muchas historias, tan poco creíbles como las leyendas, eso les gustó ya que no
había nada claro, ni las guías ni los libros ponían ninguna información fiable,
incluso ni el ferri de once horas que tenía que llevarlos, ni siquiera el ferri,
tenía un horario fiable. Así fue que tuvieron que esperar un día hasta que el
barquito saliese. Compraron colchones para dormir, mosquiteras para protegerse
de los mosquitos violentos y tabaco mucho tabaco, los Mentawai son adictos al
tabaco, se fuman de dos paquetes para arriba, además de ser unos amantes del
azúcar y el te caliente.

Por fin llegó el momento de partir y el ferri ya estaba
lleno, la gente tirada por los pasillos intentando dormir, y los que no tenían
pasillos ni cabinas, les tocaba una noche balanceándose con las olas del océano
índico, ellos durmieron en una cabina para cuatro que reservaron el día
anterior. El barco con cada ola hacía ruidos de madera crujiendo, parecía que
se iba a romper en algún momento, pero no se rompió y llegaron sin problemas a
Siberut, sanos y salvos y con ganas de empezar la aventura.
Nada más llegar fueron al restaurante a comer algo y allí
fue donde conocieron a Liky un Mentawai joven y moderno, el les ofreció ser su
guía durante su estancia en la jungla junto a su familia, y ellos decidieron
que fuese el su guía durante esos 6 días en la jungla con las tribus Mentawai.
La aventura finalmente empezaba, el bote pequeño que les iba
a llevar rio arriba ya estaba preparado, iban a ser 2 horas navegando por el
rio que atraviesa la isla y su jungla, las mochilas con lo justo y necesario,
la comida y la ilusión de poder vivir en un lugar que fue parado por el tiempo
desde años que nadie recuerda. Al cabo de una hora ya tenían el culo cuadrado
de ir en esa barquita sentados en una madera y sin poder moverse para que no
entrase agua en el bote, cualquier movimiento hacia que el agua entrase sin
preguntar y les mojase el culo. Pero al rato llegaron al destino, la jungla!!!


Al llegar les recibieron una mujer sin dientes y un señor
vestido como un auténtico Mentawai que estaban en su Uma –casa típica Mentawai-
ellos les ayudaron a cruzar un rio que les llevaría a su primer hogar allí, la
casa de Kuki y Tete. Ellos viven en una Uma grande y nueva, no tenía mas de 10
años, está cerca de un riachuelo de aguas limpias y como todas las Umas está
compuesta por 3 partes, la delantera, abierta donde dormimos los invitados y se
hace la vida social, la parte intermedia donde tienen la cocina y la trasera
donde duermen Kuki, tete y los miembros de la familia. Además ya fuera de la
casa en la parte trasera tienen una ciénaga donde los cerdos viven a sus
anchas. Las Umas están elevadas sobre el suelo y los animales corretean durante
la noche y durante el día sin parar.

Empezaron conociendo a kuki, el es un hombre amable,
trabajador y sonriente, siempre estará contento si le ofreces un cigarro o un té
con mucho azúcar. Esa misma tarde, después de comer, les dijo que se marchaba a
dar una vuelta por la jungla y todos decidieron acompañarle, los caminos
estaban totalmente embarrados y tenían que caminar sobre troncos que estaban
puestos sobre el camino, dejando esa la única forma de caminar en esta jungla
impenetrable. Kuki les llevó a un riachuelo donde tenía escondido un tronco del
árbol más útil que conocieron en su vida, el Sagu. Un árbol que alimenta a
todas las personas de la isla y a todos los animales, siendo la principal
fuente de vitaminas de los Mentawai. El Sagu, crece por todas partes y es un
árbol que recoge las aguas de las lluvias incesantes de casi todos los días y
crea un tronco tierno y blanco puro. Kuki esa vez se cargo un cuarto de tronco
en la espalda y lo llevó si ni siquiera derramar una gota de sudor hasta la
ciénaga donde los cerdos andaban sin dirección ninguna. Lo corto en cuatro
partes y toco una especie de madera a forma de campana y la respuesta de los
cerdos fue espectacular, todos ellos le miraron y empezaron a roncar como si la
vida les fuese en ello. Fue cuando repartió por las 4 esquinas de la ciénaga
cuatro trozos de Sagu y todos los cerdos felices empezaron a comer, mientras
los cuatro perplejos los miraban boquiabiertos sin nada más que hacer, dejando
que el tiempo pasase sin ninguna preocupación más.


El tiempo pasaba y los cerdos seguían comiendo, pero ellos
no comían y claro la sensación de hambruna les entró, mirando a esos cerditos
pequeñitos correteando en busca de Sagu. Y de repente fue todo como una
conexión telepática cuando Liki les preguntó si querían uno pequeñito para
cenar, nadie respondió al instante, pero la respuesta era clara, SI. Así que Kuki
decidió uno, lo atrapó con una facilidad pasmosa y se lo dio a Liki que en 5
minutos ya lo tenía matado, abierto y casi preparado para la barbacoa que a la
noche se iban a zampar la pandilla…mmmmmm menudo festín se acabaron pegando y
que bueno y delicioso estaba el cochinillo a la brasa recién cogido, fresquito
y tierno!!! Tan bueno y apetecible que después de la cena se fueron a sus
aposentos a digerirlo mientras entraba el sueño después de un día largo en la
jungla Mentawai. La única que no disfrutó fue Anne, que al ser vegetariana pasó
un mal momento con el cerdo que solo sabe ella.
El día siguiente fue un día lleno de actividades con Kuki.
La primera consistía en preparar los taparrabos que ellos llevan, les enseño
con calma y sabiduría como pelar el árbol de donde lo sacan, como despellejar
la piel del árbol y como machacarla para hacer un tipo de cuerda dura como una
de yute.
También se fueron a comer la tamara, un gusano que crece en
los Sagus que dejan secar, un gusano amarillo y grande que se mueve
rápidamente, a Jose les parecieron como los gusanos del Rei león que suelen
comer Pumba y Timon… viscoso pero sabroso!!!! Kuki recogió uno para cada uno,
los atravesó con un palo y los quemó con fuego como si preparara unos calçots y
se los ofreció a la pandilla para que se
los comiesen… y ellos claro, se los comieron, según me contaron tenían sabor a
algo raro… jajajajaja.. por lo menos no tuvieron que ir al lavabo al día
siguiente, que ya es mucho.


Por la noche, Tete, la mujer de Kuki, le enseñó como
preparar Sagu con coco y hacerlos a la parrila con unas hojas de palma… Tete no
ve nada, tiene unas cataratas como las del niagra y solo puede ver sombras,
imaginaros en un lugar sin luz a la noche, lo había hecho tantas veces que no
necesitaba ni ver. A la vez también contaron las historias de las Umas, de cómo
cortaban los Arboles en el bosque, los tiraban al rio y como construían la
casa, siguiendo su religión animista, colgaban ramas para que los troncos no se
sintiesen desprotegidos y les ponían pájaros y monos hechos de madera para que
el árbol les perdonase por haberlos cortado. También tenían colgados los
esqueletos de las cabezas de los cerdos que se habían comido, para que su
espíritu les perdonase y siempre estuviese con ellos.


Pasaron dos días y dos noches en la casa de la familia de
kuki y al tercero se movieron hacia la casa del padre de liki, Teutan, el
camino fue largo y difícil, a veces el agua les llegaba por la rodilla y los
troncos por donde tenían que andar estaba hundidos y resbaladizos, no les
quedaba otra que caer y mojarse, tuvieron que subir montes y sudar la gota
gorda con ese clima tan húmedo y poco cómodo para andar más de 20 minutos, pero
al final llegaron a la Uma de Teutan, después de 5 horas de viaje.
La casa de Teutan era mas pequeña y vieja, el vivía solo ya
que su mujer murió hace varios años, le preguntaron a liki la razón, pero el no
lo sabía, solo les dijo que murió de algo, que no saben, así es como funciona
la vida en la jungla, sin médicos profesionales, solo chamanes que cantan y
utilizan hierbas capaces de curar una infección o un dolor de barriga no muy
severo, solo los fuertes o suertudos sobreviven, la ley de la jungla no es una
leyenda antigua es una realidad que aún existe en estos lugares remotos de
indonesia.
Teutan, parecía una persona seria, de mediana edad, unos 50
años, sin dientes como todos los Mentawai y lleno de tatuajes que identifican
su clan y posición dentro de la sociedad Mentawai. Se le veía un hombre
solitario, triste y sin muchas ganas de conocer a nadie más. Después de comer
les enseñó como preparaba el veneno para las flechas con las que cazaban, lo
hizo serio y sin explicar nada, lo hizo como aquel que enseña algo sin utilidad
ni razón de ser. Ya que los Mentawai raramente cazan, simplemente comen cerdo y
sagu, ya que la mayoría de las especies animales de la selva están totalmente
aniquiladas y extinguidas por la caza de las tribus años atrás. Se dieron
cuenta cuando les llevó a cazar después de hacer el veneno, ni rastro de
animales, ni rastro de monos, ni rastro de pájaros, solo arboles, agua, barro,
y más barro.


El tercer día paso y el cuarto lo dedicaron a caminar hacia
la población creada por el gobierno de Sumatra, Madobag, una ciudad simple pero
moderna, una ciudad creada para destruir la cultura tribal Mentawai y dar a los
jóvenes una facilidad para entrar en el mundo moderno, el mundo de las
camisetas, pantalones, casas de cemento y escuelas mal administradas. Su guía liki, les dijo que irían a unas cascadas
muy bonitas que hay en esa ciudad, ellos pensaban
que era zona tribal, pero luego se dieron cuenta de que no, de que su
aventura Mentawai, se había acabado allí, que ya lo que iban a ver después del
treking previo, iba a ser, ni mas ni menos que otro pueblo rural, igual que
todos los demás que estaban acostumbrados a ver.
Al llegar a la casa
que les acogería aquella noche, ya tenían una habitación para ellos, no dormían
todos juntos con sus mosquiteras, y habían mas casas alrededor, niños
correteando, jugando y queriendo saludarles. Incluso jugaron una partida de
voleibol entrada la tarde que duró como dos horas en un campo resbaladizo y
lleno de piedras. Y después los lugareños les invitaron a bañarse con ellos,
los mas jóvenes saltaban desnudos al agua como lo hacían cada día y los más
mayores se duchaban en otros rincones más privados. Aquel día fue imposible ir
a visitar las cascadas, ya que el agua estaba muy alta a causa de las lluvias
del día anterior, así que decidieron quedarse otro día más en Madobag, a
esperar que no lloviese y al día siguiente ir a visitar las cascadas tan
famosas y bonitas que tanto les habían nombrado.

La suerte les acompañó y al día siguiente el rio bajo su
nivel como dos metros, podían ir a visitar las cascadas, dos jóvenes les
acompañaron hasta allí y luego les dejaron solos para que disfrutaran de una
mañana de calma, el lugar era muy bonito, la cascada era grande y el agua
estaba limpia y clara, se podían ver peces y las rocas de debajo, así que
saltaron y nadaron hasta que se cansaron, incluso, intentaron pescar algo,
aunque no tuvieron éxito.

Y ya llegó el día final de su travesía en tierras Mentawai,
un barco les llevó rio abajo como el de hace 6 días les llevó rio arriba, pero
ahora ya tenían una experiencia más que contar a sus hijos, a sus nietos o a
sus amigos que seguro no querrán escuchar. Fue una experiencia satisfactoria,
donde los relojes y el tiempo se pararon por 6 días, donde se sintieron
aventureros descubriendo otras culturas totalmente diferentes a las que están
acostumbrados, donde conocieron de cerca el poder de la globalización y de la
cultura moderna consumista, que llega poco a poco a todos los rincones del
mundo, cambiándolos y dándoles la forma que nosotros los europeos conocemos
perfectamente, ya que no conocimos otra…